jueves, 14 de abril de 2011

Capítulo 5 El origen de Merlín

Después de las palabras de Merlín, mi impaciencia se sosegó, las siguientes conversaciones que tuve con el tenían un extraño efecto en mí. Me calmaba e inquietaba al mismo tiempo.

Pasábamos mucho tiempo en la sala de los espejos, como preparando el próximo viaje. Leonardo inquieto nos había rogado que no partiéramos sin despedirnos.

En una de esas visitas a la sala en cuestión, Merlín se mostró especialmente elocuente:

- Amigo Víctor hay aspectos de mis viajes que desconocéis y que debo detallaros.

- Soy todo oído, sabéis de sobras que por lo implicado que estoy, me interesa muchísimo.

- No se que os contó Leonardo, de modo que os contaré mi versión desde el principio:

Yo nací como hijo bastardo del Rey Aurelius Ambrosius en el sigloV tal y como se cree.

Fui confiado a un druida que me crió escondido en los bosques, viviendo de lo que cazaba, mientras esperaba que todos olvidaran mi origen, aunque por mis incursiones a una aldea cercana, comprobaba que personajes tan célebres, tardan tiempo en ser olvidados.

Cuando el druida murió, ya me había transmitido todos sus conocimientos, y ya nadie suponía que fuera el bastardo del rey, mas bien me suponían hijo del íncubo Asmodeo, que a una monja sedujera.

Esta última versión me daba menos problemas, por lo que dejé hacer.

Una noche serena, con el cielo plagado de estrellas, vi una enorme bola de fuego, descendiendo a lo lejos en el horizonte.

Pensé que hubiera acabado en el mar, pero por el resplandor del impacto, supuse que había caído en la tierra, lo cual alentó mi curiosidad.

Aguardé a la luz del día, para orientarme correctamente, y al alba me dirigí hacia allí. Al atardecer en uno de mis descansos, pasó por allí un campesino, le pregunté si había visto algo por la noche.

Su respuesta fue una mezcla de temor y sequedad

-¡no!

Conversé tranquilamente sobre temas triviales pues él al verme también había decidido su descanso. Antes de separarnos el hombre, entre susurros me confesó que ese lugar ya se había definido maldito, que nadie se acercaba, y que si se lo comentaba a alguien tendría problemas.

Cuando llegué allí, pensé que estaba en el fin del mundo, todo estaba arrasado, no era de extrañar que lo consideraran maldito.

Las emanaciones de vapores que partían de una enorme oquedad que se había generado, impedían respirar. Pensé que si su origen era fortuito debían remitir, y esperé un par de días en un bosque cercano al que no alcanzó la asolación.

Los vapores cesaron, pero no quise que la impaciencia me jugara una mala pasada, de modo que esperé un día más.

El interior de la oquedad estaba oscuro, encendí una tea y quedé sorprendido de lo que vieron mis ojos. Todo era azul, todo lo que alcanzaba la escasa luz.

Encendí una segunda tea con alto contenido en resina, y unos componentes que mi maestro me enseño ha añadir para aumentar la luminosidad. La elevé y comprendí que aquello no era una oquedad, sino una enorme gruta, casi una caverna diría yo, con una especie de lago en su interior.

Aquella gruta la convertí en mi refugio, era ideal por su tranquilidad, la superstición mantenía alejada a las gentes, y su temperatura era más agradable que la de mi humilde choza, y el intenso azul que me rodeaba me fascinaba.

Había una gran losa plana, en la que me reflejaba ligeramente. No se si movido por un interior narcisista, la pulí hasta que me vi perfectamente en ella.

La losa en cuestión se encontraba ligeramente inclinada, mi imagen se mostraba con el lago de fondo el cual también reflejaba mi imagen, generando un infinito de imágenes alucinante.

Al principio escudriñaba las imágenes, de modo casi crítico, luego me di cuenta de que en ese lugar me inspiraba, no se porque pero mis dudas allí se resolvían.

Comencé a recitar poemas, aun recuerdo el que recité ese día:

Volviendo la vista atrás,

Tus recuerdos miraras.

Pero estos no volverán,

Pues allí se quedaran.

Si estos están allí,

No están aquí.

Por mucho que tú quieras,

Tu pasado no renuevas.

Tu pasado no se mueve,

Por mucho que uno quiere.

El presente,

Esta regente.

Y es el futuro,

No seguro.

El que se mueve,

Si se puede.

Esto no es complicado,

Solo es aplicado.

Entonces sucedió:

Las aguas y la losa brillaron de forma extraña, pequeños haces de luz me impactaron, y el resto ya lo conoces después de haber viajado.

Pero yo no acabé lastimado, acabé en el futuro mil años después.

- En la época de Leonardo (Contesté yo)

- Efectivamente, déjame continuar:

En “la reentrada” lo que me llamó la atención fue la falta de luz que existía en la gruta. Había teas cuando partí, ahora todo estaba oscuro. Me arrastré hasta la salida, afortunadamente ya conocía muy bien la gruta.

Bajé a la aldea y quedé sorprendido. Ésta había crecido una barbaridad. Y esos edificios tan raros, esas vestimentas que llevaban las gentes. Todo era extremadamente raro.

Me acerqué al templo cristiano que allí se erigía, y pude ver grabado en la roca la fecha en que se supone se construyó, MCCC

Eso significaba mil trescientos, pregunté al clérigo por el año en el que me encontraba, éste extrañado me contestó; en el año de gracia de 1478, yo había partido del 478.

Recordé que en más de una ocasión, cuando me atormentaba el recuerdo de mi padre natural, me gritaba a mi mismo, así mil años pasaran, esa obsesión fue la que me trasladó, como ya te he comentado en alguna ocasión, desplazarse requiere voluntad.

Para desplazarse, llegué a una conclusión:

Primero se necesita el medio, que son los espejos.

Segundo la voluntad, tú decides a donde quieres ir.

Tercero hay que saber bien las fechas, una equivocación en estas te supondría la espera in situ, larga espera si tenemos en cuenta que tu reloj vital nunca se altera, o lo que es peor podrías llegar tarde y tener que volver a planear el viaje.

Viajar al futuro no es aconsejable, sé que te tentará el ansia de poder como me hizo a mí, pero no hay que olvidar el peligro que supone viajar a lo desconocido, te lo digo por experiencia.

Aquel clérigo me acogió, viendo en mí buena persona, y me mostró una serie de conocimientos que almacenaban los libros de su amplia biblioteca, conocimientos que usé a mi regreso al 478.

1 comentario:

  1. Felicitaciones amigo. Tremendo blog de historia de ficcion. Los viajes del tiempo. Ansio con impaciencia leer tu proximo capitulo. Un gran abrazo. judith

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