viernes, 13 de mayo de 2011

Capítulo 18 Lorena


Tomó aliento tras apurar un largo trago, en un desesperado intento de deshacer el nudo que se le formaba en la garganta y casi en un hilo comenzó a murmurar casi en un quejido:

-Era bella, la más bella, tierna, inocente, era una apariencia, pero por algún hecho inexplicable aun la amo.

-El verdadero amor nunca muere, por eso llega a doler tanto (apuntó Roxane dirigiéndome su mirada)

-Cuanta razón tenéis amiga mía, el dolor es tal que en ocasiones ruego el fin de mi existencia. No os podéis imaginar cuanto la amé.

Roxane tomó la mano de Merlín, apoyándole, este la miró con un gesto de agradecimiento, acercó su mano a la jarra, intuyendo su ademán yo mismo le serví el vino para evitar que hubiese de soltar la mano de Roxane en ese instante que tanto aliento le insuflaba.

-Gracias amigo mío, ahora beberé más calmo, para nada conviene ni deseo mi embriaguez.

-Nunca fue una lucida idea beber apesadumbrado, la euforia que produce el alcohol es relativamente breve, en mi opinión las bebidas “espirituosas” tienen un poder estimulante ficticio, traicionero en realidad.

-Quizás os ayude marcar las clásicas pautas, como vuestro primer encuentroo tal vez el origen que de ella conozcáis.

-Gracias os doy Roxane, me sacáis de mi bloqueo. Comenzaré diciéndoos que la primera vez que la vi fue a su llegada a Camelot, en Tintagel, cuando comenzaba a ser habitable la fortaleza.

Llevábamos dos años construyendo sin cesar, aplicaban las técnicas que yo aprendía de mis viajes en el tiempo, era muy curioso, pero es otra historia y no quiero divagar, hablaré de Lorena. Su nombre por aquel entonces era Morgana.

-¡MORGANA¡ La hermanastra incestuosa del Rey Arturo. (Grité completamente alucinado)

-He leído sobre ella, me encantan las leyendas artúricas, mi padre me consiguió libros procedentes de los lugares más ignotos. (Expuso Roxane repleta de entusiasmo)

-Las leyendas son una fuente de información injustamente despreciada, supongo que al ser transmitidas de voz en voz, con el consabido tergiversado de sus transmisores pierden crédito.

-De Morgana se dice que era discípula vuestra, en ocasiones se habla de ella como benefactora, en el siglo XX y XI.

-Un poco de cierto hay en todo, en vuestra época están reunidas y de fácil acceso todas las leyendas, es por eso que fue uno de mis destinos favoritos.

-Es increíble, ardo de deseos en desplazarme hasta esos crónicos confines, los escasos libros artúricos que recopilé, los leía una y otra vez absorta.

-Como os iba diciendo la primera vez que la vi fue en Camelot, construimos sólidos muros en un perímetro realmente grande para aquel altiplano, por aquel entonces era inexpugnable.

Primaba la seguridad de modo que los muros fueron lo primero que erigimos, los obreros y demás siervos habían construido sus chozos dentro y fuera de los muros dependiendo de sus privilegios.

No había aposentos, los personajes de la realeza se alojaban en lujosas tiendas, yo tenía una choza, pero mi verdadero aposento, donde guardaba a buen recaudo mis enseres y conocimientos era la gruta.

Mi padre era Aurelius Ambrosius aunque eso ya nadie lo recordaba, todos me creían hijo del incubo Asmodeo. Se decía que Morgana era hija de Igrain la esposa de mi padre y de Uther Pendragon que era el padre de Arturo.

Su verdad es justamente inversa a la mía:

Yo soy hijo de un rey, no de un sucubo u otro oscuro origen como cree la gente.

Ella no es hija de ningún rey, su origen es más oscuro de lo que la gente conoce.

Su nombre procede del mar (mori-gena) hay quien piensa en ella como la diosa Modron (la gran diosa madre) incluso de la palabra sirena (en bretón mormoin)

Su procedencia es Atlante, de ahí las creencias marinas.

Continuaré con mi existencia junto a ella:

La vi entrar por el gran portón de la fortaleza a caballo con un séquito relativamente pequeño para una princesa. Arturo la recibió como su primo ignorando su tan cercano parentesco.

Yo la miraba atónito, no había parentesco entre ambos pero yo la imaginaba en brazos de quien creía ser su padre y sentía luchar mis instintos, sentía una gran atracción hacia ella, pero el conocimiento de su procedencia me imbuía en una repulsa hacía el progenitor que me abandonó, absurdo por otra parte puesto que no era esa la procedencia de Morgana, aunque esto yo por entonces lo ignoraba.

Ella tenía una capacidad para la seducción inigualable, me sedujo a mí y sedujo al Rey Arturo a pesar de que yo le advertí que era su hermana, le proporcioné pruebas para evitar que se unieran, presa de los celos, no soportaba que fuera de otro.

Mandó recado de que acudiera a su tienda y allí me recibió en privado, quedándome perplejo al confesarme que conocía mi procedencia. Lo hizo para acercarse a mí, creando lazos casi fraternales, fue ganándose mi confianza.

Se mostraba especialmente interesada por mis conocimientos tecnológicos, yo lejos de alertarme me sentía alagado.

Yo la sentía cercana muy cercana y cada vez más iba creciendo en mi el deseo parejo a la admiración, si. La admiraba, era sumamente inteligente.

Inevitablemente y de forma trivial, en forma inocente, comenzaron las preguntas ¿cómo lo has sabido? ¿De donde proceden tus conocimientos? ¿Me lo muestras?

Cambió su táctica, paso de la afinidad a la seducción, comenzamos a dar largos paseos, solos, en la intimidad.

Una noche de luna me miró fijamente, sus ojos brillaban húmedos por la emoción, su piel azulada a la luz de la luna, tomó mis mejillas con ambas manos y me susurro:

-Os amo. Desde que os vi al entrar en Camelot, vuestra mirada me cautivó, todos estos días junto a vos compartiendo tantos conocimientos han aumentado este sentimiento en mi interior.

La besé la tomé en mis brazos y nos fundimos en un abrazo que pareció transportarnos al infinito, la miré de nuevo a los ojos, ahora lloraba ostensiblemente y me dijo:

-Habéis sido tan franco conmigo que yo debo obrar igual, hay algo que os debo confesar.

Yo no procedo de la corte de vuestro padre natural, yo procedo de una isla aun mayor que Bretaña, ésta desapareció en un cataclismo.

Os hago esta confesión porque tengo sobrados indicios de que vos al igual que yo adquirís vuestros conocimientos de modo similar al mío.

Semejante confesión sólo puedo hacérsela al dueño de mi corazón y por eso os pregunto. ¿Os desplazáis en el tiempo vos al igual que yo?

-Me quedáis perplejo y me siento es desventaja, ni tan siquiera me había planteado de que vos pudierais.

-Luego entonces ¿podéis?

-Sí. Pero os ruego que no me confeséis el como. Sé muy bien el peligro que os supondría conocer mi medio, unido al vuestro los riesgos se duplicarían. Debemos ocultarnos el uno al otro nuestros distintos procedimientos.

-Sois muy sabio amor mío, este es uno de los motivos que más me une a vos.

Aquella noche yacimos juntos, aquella y otras tantas muchas. Ella fue mucho más que una discípula para mí.

1 comentario:

  1. Que buen escrito. Espero que hagas un libro de esta bella historia. Y con lo que me cautiva la personalidad de Merlin y la bruja de Morgana.

    ResponderEliminar