jueves, 16 de junio de 2011

Capítulo 27 Inglaterra



Había una extraña mirada en el semblante de Merlín frente a la costa de Dover, era una mezcla de nostalgia y anhelos inalcanzados, me dirigí a él para sacarle de su trance.

-Amigo mío por fin avistamos vuestra isla. ¿Os noto extraño?

-Sosegaos, no es más que nostalgia.

-Es natural, todos sentimos ese estremecimiento al aproximarnos a nuestras raíces.

-Estamos tan cerca…

-Mucho. ¿Qué haremos allí? ¿También tiene poder en tu isla Lorena?

-Es donde más poder tiene, obviando su místico origen, podría decirse que proviene también de aquí.

-¿Estamos en peligro?

-No más que de costumbre. Calmaos, aquí no me faltan amigos.

Era cierto, no le faltaban amigos, apenas atracamos y nos despedimos de René, Antoine y del resto de la tripulación, nos dirigimos a una posada donde su regente le recibió como a un hermano.

-¡Mirddyn! Loado sea el creador, cuánto tiempo.

-¡Jack! No os podéis imaginar cómo me alegro de veros, demasiadas lunas han pasado.

-Venís con compañeros, eso es poco usual en vos.

-Amigos míos este gentil tabernero es Jack, galés como yo.

-Encantado, me llamo Víctor, soy de Ávila, del antiguo reino de Castilla.

Estreché su mano y el galés dirigio su mirada a Roxane que se adelantó extendiendo su mano la cual besó Jack delicadamente.

-Mi nombre es Roxane y soy natural de Nápoles.

-Yo soy de Plymouth y me llamo Alexander.

-Encantado (Le dijo Jack mientras estrechaba su pequeña manita)

-Amigo mío necesitamos desplazarnos a Plymouth con toda discreción.

-No os preocupéis Mirddyn, mañana mismo zarpa un barco, os aseguro que iréis a bordo de él.

-¿Mirddyn? (Pregunté un tanto intrigado)

-Es mi nombre galés, no lo uso porque en otros idiomas suena escatológico, pero a mí me encanta y cuando mis paisanos lo pronuncian lo adoro.

-Tiene el mismo nombre que un mago ancestral de nuestras tierras, curioso ¿Verdad?

-Muy curioso amigo Jack, hasta mi amada Castilla llegó conocimiento de las hazañas de dicho mago.

Cuatro días tardamos en llegar a Plymouth, habíamos recorrido la costa sur de Inglaterra desde su Este hasta su Oeste, de punta a punta. Estábamos a tan sólo una jornada de nuestro destino.

Alex miraba todo extrañado, sabía que había nacido allí pero no recordaba nada, era tan pequeño.

En Plymouth no nos detuvimos para nada, comenzamos el camino hacia Tintagel al descender del barco.

Llegados a la aldea nos dirigimos al templo donde nos recibió el clérigo, tras darle un fuerte abrazo a Merlín se nos presentó:

-Me llamo William pero podéis llamarme Bill, soy el párroco de esta aldea.

Nuevamente la ternura de Alex llamó la atención, miraba asustado a Bill, la figura de la iglesia por lo general era foco de temor.

-Tengo algo que mostraros pequeñín, mirad.

Tras el templo el clérigo tenía una pequeña granja con tres cabras, un corralito con cuatro gallinas y un cerdo en una cuadra.

-Son de los feligreses. Yo les ayudo, ellos me ayudan y así unos a otros evitamos las carencias y el hambre. ¿Os gusta?

-Sí

Ahora se dibujaba una sonrisa en el rostro de Alex, se acercó a una de las cabras y comenzó a acariciarla.

Merlín le miraba extraño, vi una lágrima correr por su mejilla, había algo que estaba desgarrándole por dentro.

El semblante plácido y sereno de Bill comenzó a calar en Alex, veía en el la bondad.

Merlín lo sabía, Alex había nacido para ayudar al prójimo, pero desde la bondad, desde el corazón. Su viaje había a acabado en ese templo y en ese día, comenzando una vida nueva para él.

Pasamos unos días en el templo, sabíamos la amistad que unía a Bill y Merlín y para nada nos impacientábamos.

Alex estaba muy unido a Bill, eran como dos hermanos, Se hallaban juntos ocupándose de los animales cuando Merlín se dirigió a nosotros, tenía un nudo en la garganta:

-Lo que voy a deciros me devora el alma.

-Lo he notado amigo mío, os he visto llorar (Le dije apoyando mi mano en su hombro)

-Alex no puede continuar el viaje con nosotros.

-¡Noooo! ¿Por qué? (Grito desesperada Roxane)

-Alex es quien me avisará en el epitafio, es parte de su destino.

Roxane rompió a llorar, las lágrimas también brotaban de los ojos de Merlín y de los míos.

-Cuando le vi por primera vez en Berna supe que era él, lo que nunca pude imaginarme es todo el cariño que le cogeríamos. Es todo tan complejo.

-¡No puedo dejarlo! ¡No puedo! (Gritaba presa de la impotencia Roxane)

-Fuisteis vos quien me lo dijisteis Roxane, en el año 2000, Víctor estaba con vos, me hallaba frente a la tumba de Bill leyendo el epitafio que escribió Alex.

-No os entiendo Merlín ¿Roxane y yo te avisamos?

-Sí. Por eso confié inmediatamente en ustedes desde el primer momento. Esto es un ciclo.

Roxane no entendía nada, estaba como en trance, se resistía a asimilar una realidad tan rocambolesca.

La abracé y la intenté consolar susurrándole:

-Amor mío Alex es un ser especial, ha nacido para la bondad, también a mí me rompe el corazón, pero su destino no puede ser otro, en este templo ayudará a las gentes.

-Tenéis razón, no podemos luchar contra su destino. Con Bill estará seguro, además lo quiere con todo su corazón.

Roxane enjugó sus lágrimas y en un suspiro terminó diciendo:

-¡Dios mío! ¿Cómo se lo vamos a decir?

No hay comentarios:

Publicar un comentario